La última vez que el Newcastle United jugó un partido de UEFA Champions League, ninguno de sus actuales jugadores había debutado como profesional, la mayoría acudía a la escuela primaria y alguno, incluso, ni había nacido. Nos situamos en la temporada 2002/03. Ni siquiera Mike Ashley, el antiguo dueño, había entrado en la entidad y el fútbol tenía cierto aroma a los años 90.
La UEFA no había aplicado cambios de formato al torneo, que se jugaba por aquel entonces con dos fases de grupos antes de dar acceso a las rondas eliminatorias. En el equipo de los Magpies, dirigido por el eterno Sir Bobby Robson, destacaban las figuras de Alan Shearer, Nolberto Solano o Laurent Robert, combinados con jugadores jovencísimos como Craig Bellamy, Kieron Dyer o Jermaine Jenas. Poco o nada queda de aquel equipo en el que militaban Shay Given y Shola Ameobi, dos ex futbolistas que se tuvieron que alejar del club por el veto que Mike Ashley le ponía a todo lo que tenía que ver con sentido de pertenencia y que hoy son embajadores de la entidad bajo la nueva propiedad.
Para no dejar indiferente a nadie, el Newcastle tuvo un camino complicado en aquella Champions League y fue dejando datos para la historia. Para empezar la andadura europea, los chicos de Robson debieron pasar una fase previa en Sarajevo ante el Željezničar en un doble compromiso que apuntaba a trampa, pero que se sorteó sin problemas. En la primera fase de grupos, los ingleses quedaron encuadrados con el Dynamo de Kiev, la Juventus (que sería finalista aquel año) y el Feyenoord (que venía de ganar la UEFA).
El Newcastle perdió sus tres primeros partidos, quedando prácticamente eliminado, pero su suerte dio un giro de 180º cuando fue capaz de imponerse en los tres últimos encuentros. De esta manera, se clasificó para la segunda ronda, convirtiéndose en el primer equipo en la historia de la competición en lograr avanzar tras haber perdido los tres primeros compromisos.
Otra cosa fue el segundo grupo, donde cayeron cocos como Barcelona, Inter de Milán y un Bayer Leverkusen que el año anterior había jugado la final ante el Real Madrid. Los ingleses sufrieron goleadas contra Barcelona e Inter de Milán, pero tras vencer en los dos siguientes duelos al equipo alemán se volvió a insuflar entre los aficionados ese mismo aroma a remontada que había dado semanas antes.
Lamentablemente, el Newcastle no ganó ninguno de esos dos duelos restantes: empató con el Inter, en Italia, y se lo jugó todo ante un Barcelona al que ya le había aguado la fiesta un lustro antes en su última participación (cuando Asprilla marcó un triplete ante el Barça de Van Gaal). Given, Griffin, Bramble, O’Brien, Bernard, Dyer, Jenas, Solano, Robert, Bellamy y Shearer fue el último once del Newcastle que escuchó la música de la Champions. Muchos jugadores ni sonarán a la mayoría. Shola Ameobi y Hugo Viana, aquel portugués que llegó por 12 millones de euros y fue la primera gran operación de Jorge Mendes en la Premier League, entraron de refresco.
Del partido hay poco que recordar. El Newcastle necesitaba ganar y que el Inter no lo hiciera en Alemania. Es cierto que el equipo italiano se había adelantado en la primera mitad, pero en Inglaterra todo seguía 0-0, por lo que un gol en cada estadio lo cambiaba todo radicalmente. El Newcastle, además, llevaba la iniciativa, tenía los acercamientos más peligrosos y se imponía en juego a un Barcelona ya clasificado. Todo cambió a la hora de partido, cuando un error incomprensible (de los que se estudian como motivo de apuestas) de Titus Bramble dejó solo a Patrick Kluivert para poner el 0-1 y terminar con las aspiraciones de un Newcastle que, un cuarto de hora después, encajó el segundo.
Un año más tarde, el Newcastle lo volvió a intentar. Quedar en el ‘Top 4’ de la Premier League le volvió a dar acceso a esa fase previa que, a veces, es una trampa porque te lleva a jugar a estadios infernales o porque ese equipo se crece cuando te crees que ya lo tienes todo cerrado. Lo que un año antes se pasó con éxito en Bosnia, no pudo hacerse entonces en Serbia. Las urracas vencieron (por la mínima) al Partizán, en Belgrado, pero cayeron de manera sorpresiva en casa y quedaron eliminados en la tanda de penaltis.
Han pasado ya dos décadas sin que el Newcastle escuche en su estadio el himno de la Champions League. No ha sido, de todos modos, la última participación del Newcastle en Europa. Entre 2004 y 2007 jugó todos los años UEFA e, incluso, en 2004 se quedó a un paso de jugar la final. Con la llegada de Mike Ashley, en 2007, el Newcastle solo volvió a jugar en una ocasión en Europa. Fue en la temporada 2012/13, jugando Europa League y llegando a cuartos de final.
Ahora, el Newcastle ha vuelto al torneo de clubes más importante del mundo. Para no ser infiel a su corta historia en la máxima competición continental, la fortuna ha querido que las urracas estén encuadradas en el ‘grupo de la muerte’, ante un potentísimo PSG, el histórico AC Milan y el siempre complicado Borussia Dortmund. Es decir, dos campeones de Champions League y uno que es tan aspirante como favorito y que seguramente será el próximo en estrenarse cuando un equipo aún sin corona gane la Champions. El debut no será en casa, sino en San Siro. Otra vez San Siro. Allí, los Magpies escucharán, 20 años después, sonar el himno de la Champions. ¿Dónde estará este año el límite de los de Eddie Howe?
👨💻 Juani Guillem
🗓️ (19/09/2023)